En el auditorio del edificio que lleva su nombre, se celebraron las exequias de don Mario Laserna Pinzón, fundador distinguido de la Universidad. Los estudiantes de la Universidad de los Andes nos unimos con sentimientos de respeto, tristeza y agradecimiento a los homenajes que toda la comunidad uniandina le está rindiendo a su fundador distinguido.

En 1948, a sus 24 años, don Mario Laserna lideró a un grupo de pioneros que se unieron a su alrededor para fundar una universidad privada, laica, independiente de los partidos políticos, de la influencia del Estado y de la Iglesia. Alberto Lleras Camargo, rector de la Universidad en 1954 y presidente de la república en dos ocasiones, dijo que la gran obra de Laserna fue esta universidad, a la que definió también como “ese prolongar de la gran conversación que constituye la civilización del diálogo”.

Los estudiantes de la Universidad de los Andes somos los interlocutores permanentes del diálogo que Laserna inició en 1948: de un hablar que se pretende libre y que libera, de un hablar que construye a la vez que critica, de un hablar que tiende a la excelencia de los seres humanos y del ambiente en el que se produce.

Los estudiantes de la Universidad, además de ser esos permanentes interlocutores, somos los herederos del más precioso legado que don Mario Laserna dejó en el mundo: somos los habitantes actuales de la Universidad de los Andes, y encarnamos la promesa que hoy, al igual que hace 65 años, significa esta “nueva Universidad”.

A quienes no lo conocimos nos quedan las palabras de sus amigos para revivírnoslo tal y como ellos lo conocieron. En 1965 el presidente Lleras Camargo dijo de él:

La verdad es que nuestra perplejidad se justifica. Laserna ha entrado en la vida de cada uno de nosotros de manera diferente y en la mayor parte de los casos extraña. No puede, pues, haber unanimidad sobre su persona. Ni siquiera el tradicional acuerdo que se suele realizar en este género de banquetes destinados por lo común a gentes que pertenecen a un ámbito claro de la geometría social. No podemos calificar al sujeto de esta reunión en un plano, en un sitio, dentro de ciertos límites, porque es un honrado transgresor de las fronteras conocidas. Precisamente lo que aquí nos une es una irresistible simpatía hacia una personalidad que no se conforma a lo establecido y que comienza, desde luego, por no acomodarse a la definición también clásica del revolucionario.

Don Mario Laserna llegó tarde a nuestras vidas, o, más bien, nosotros, los estudiantes de la Universidad de los Andes, de esa “gran obra” suya, llegamos tarde a su vida, pero llegamos a tiempo a su obra sexagenaria. Por eso hoy nos unimos a la que sin duda será la celebración de su vida.

Los miembros del Consejo Estudiantil Uniandino lamentamos profundamente la muerte de don Mario y le expresamos nuestras condolencias a su familia y a sus amigos.
Escrito por:

Consejo Estudiantil